jueves, 26 de agosto de 2010

Con la iglesia hemos topado...



En Soria como en casi todas las provincias españolas, sobre todo en verano, se celebran diferentes romerías más o menos concurridas, unos buscando esa tradición familiar, otros esa fe cristiana y algunos ese día festivo que da pie a pasar una jornada aprovechando para saludar y tomar unas cervezas con esos paisanos que ya hacía unos meses con los que no coincidía.
Tengo por costumbre asistir cada año el 24 de Agosto a San Bartolo. San Bartolomé, uno de los doce apóstoles evangélicos, se venera como ya he escrito en alguna ocasión en la ermita de San Juan de Ucero allá en el Cañón del Río Lobos.



Según todos los indicios, esta ermita fue enclave templario soriano junto a una granja ya desaparecida a las orillas del río Queiles en Ágreda, donde todavía permanece una fuente con propiedades medicinales, el enclave de San Polo muy cerquita de Soria capital y el ya comentado de Ucero, todos ellos a 55 Km de distancia uno de otro, en línea recta, en dirección oeste.



Una de las razones de mi presencia a esta romería en la que curiosamente se venera como ya he dicho a San Bartolo pero se saca en procesión a la Virgen de la Salud, es la presencia dentro de la ermita de una piedra en el suelo, próxima al altar de la Virgen y orientada directamente a un punto de intensa luz originado por el rosetón, diferente a las demás, más desgastada y con unas labores que la delatan.



La primera vez que asistí me llamó la atención que todo el mundo se colocara unos segundos encima de ella, a veces mirando a ese rosetón sello de Salomón y otras en dirección opuesta, es decir, mirando a la Virgen. Siguiendo el dicho “allá donde estuvieres, haz lo que vieres” me coloqué también encima de la comentada piedra y no os podéis imaginar el cúmulo de sensaciones que penetraron por mis pies.
Después tratando de buscar una explicación a lo sucedido, leí por algún lado que esa piedra era un centro energético. Uniendo cabos, templarios y centro energético, es algo que podría tener una determinada relación. No olvidemos que el enclave templario de Ucero se encuentra equidistante a 527 Km y 127 exactos entre los dos extremos de la Península Ibérica, como son el Cabo de Finisterre y el Cabo de Creus. ¿Es sólo una casualidad?.



Pues bien, este año ha ocurrido algo insólito, al llegar al lugar me llamó la atención la colocación de la Virgen de la Salud sobre una mesa justamente encima de la citada losa, pensé que sería por casualidad. Se celebra la misa, la procesión, se coloca de nuevo el icono de la Virgen en su altar pero la mesa continúa inamovible.
La gente hacía una larga cola esperando su turno tanto para colocarse en la desgastada piedra como para tocar el manto de la Virgen.
Alguien intentó correr a un lado la mesa y cuál fue mi sorpresa cuando dos guardianes, uno de ellos el monaguillo, lo impidieron por orden estricta del cura, una persona joven y con perilla, Rubén me dijeron que se llamaba.
Requerí la presencia del mosén para pedir una explicación del porqué este año nos encontrábamos con este impedimento y se limitó a contestarme que me encontraba en un lugar de culto y que esa mesa no se movería en toda la mañana. Le recriminé su actitud diciéndole que su decisión era totalmente dictatorial, que estaba cargándose una tradición de muchas generaciones, que nos estaba privando de la libertad individual a tener fe en aquello que cada uno consideráramos oportuno y que sin darse cuenta todavía hacía más interesante y misteriosa la citada losa por el mero hecho de prohibirnos el poder pisarla.



Cansado con mis infructuosas argumentaciones, salí del enclave, lo que no sabía el mencionado abate en cuestión, era que durante la procesión y aprovechando que en la ermita había muy poca gente, me acerqué, eché la mesa a un lado, me coloqué unos minutos encima de la losa y me empapé de esa energía que llegó a ponerme hasta la carne de gallina, transmitiéndome una tranquilidad y sosiego que espero que me dure otro año más con permiso del párroco.

jueves, 12 de agosto de 2010

Soria es diferente


Soria continúa siendo interesante por muchos aspectos.
Si quieres naturaleza como Dios manda, ven a Soria. Si quieres tranquilidad, mucha quietud y sosiego, ven a Soria. Si quieres vivir con el recuerdo de poetas, ven a Soria. Si quieres comer un buen chuletón, un buen asado, un buen cochinillo o unos buenos torrenillos, ven a Soria. Si quieres encontrar a un personal totalmente organizado, somos capaces de pasear una y otra vez por el Collao todos en la dirección correcta, siempre por nuestra derecha, ven a Soria. Si quieres disfrutar cada día de fiesta en fiesta como los gaiteros, ven a Soria. Y si quieres un clima de lo más imprevisible, ven a Soria.

Estamos en Agosto, en cualquier lugar de España el calor amedrenta y aturra a la gente, les preocupan esas fuertes temperaturas, las noches se hacen largas, muy largas y el sueño se declara en huelga.
En Soria no, aunque estamos en pleno verano no salgas de casita sin coger la rebequita.
Se dice en plan jocoso que hay una manera muy sencilla de detectar a un soriano en Benidor, es el que veraneando lleva siempre el jersey colgando del brazo. Y es cierto, por estos lares, hay momentos en los que el clima se confunde, parece que está aturdido, podemos pasar de un día tórrido, de lo más apacible, paseando por la Dehesa, a una noche idónea para los pingüinos, sobre todo si nos abanica ese jodido cierzo.
Por eso ya sabes, si decides visitar esta atrayente ciudad y provincia, cosa que no deberías pensar más, no olvides de echar en la maleta el jersey, habrá noches que en tu lecho te sentirás arrullado por esa mantita con la que seguro que no esperabas toparte hasta dentro de unos meses. Todo un lujazo para estos días. No lo olvides, Soria es diferente.